La gerbera, procedente del continente africano pertenece a la familia de las Asteráceas y cuenta con más de 150 variedades. Se las nombró por primera vez como Gerberas en 1737, nombre dado por el doctor ruso Gerber, quién dedico su vida a buscar flores medicinales por el mundo.
Sus hojas son grandes y densas y sus tallos son alargados y de un color verde intenso. Para sus cuidados hay que tener en cuenta que prefiere zonas iluminadas, pero sin recibir directamente la luz del sol. Y aunque resiste mejor en lugares ventilados aguanta bien las altas temperaturas.
Según lenguaje de las flores, las gerberas significan alegría y hacen referencia a los momentos de la vida como la infancia o el primer amor. Por ello, las gerberas son una flor que se regala para atraer la buena vibra ante cambios en la vida. Es tradición regalarlas a futuras mamis, a parejas a punto de casarse o incluso para cambios menores como empezar una nueva vida en otra casa.
¡Ya sabéis! Para regalar o para autoconvencernos de que los nuevos comienzos siempre son para bien. Tener la gerbera cerca nos da el empujón que necesitamos.